Fidel Zavala es un siervo de Dios poniendo su vida al servicio de la proclamación de las buenas nuevas de Jesús. Fidel se hace llamar a sí mismo “un simple pecador arrepentido”. Dirige el nuevo y naciente ministerio de evangelismo en redes llamado “Que dice Dios en su palabra”, un espacio nuevo que está gozando con el favor de Dios y teniendo mucha aceptación en el pueblo cristiano, predicando la palabra de Dios a través de mensajes bíblicos cada semana. También colabora impartiendo talleres de liderazgo y organización ministerial en la Mision Bautista Hispana de Rivermont, en Danville, Virginia.

​

Fidel Zavala, nació en la ciudad de San Salvador, El Salvador. Hijo de madre Hondureña y padre Salvadoreño, tuvo la enorme dicha se recibir la educación básica que sus padres humildemente le pudieron dar con mucho sacrificio.

​

Huérfano de padre a la edad de 12 años, presencio las dificultades que enfrento su madre para sacar adelante a sus seis hijos siendo Fidel el menor de ellos. Con mucho sacrificio y esfuerzo, su madre le impulso a terminar sus estudios universitarios.

​

Fidel conoció a Jesús terminando su juventud y fue miembro de su amada Iglesia Bautista Miramonte, en San Salvador, adonde tuvo la oportunidad de estudiar en la Academia bíblica, participar en las estructuras de jóvenes, y otros ministerios que utilizo Dios para confirmar sus dones, los cuales serían usados luego para iniciar los ministerios en los que actualmente sirve.

​

Desde su juventud como él lo describe, vivió una vida de lucha espiritual entre las consecuencias de una vida sin valores espirituales y la dualidad creada al intentar vivir una vida en comunión con su fe en Jesús. Esto acarreo muchas y graves consecuencias en su vida, haciendo daño en ese tormentoso camino a sus hijos Juan Carlos, Fidel, Ismerai y Daniel y otras tantas personas que cruzaron por su vida, llevando su espiritualidad a un detrimento tal que le dejo serias consecuencias y profundas cicatrices. Entrado ya en la adultez y tras la muerte de su madre pudo experimentar de una forma muy dolorosa subidas y bajadas en su vida espiritual, pudo vivir y experimentar la gracia de Dios y las desavenencias al descuidar su relación personal con Jesús.

​

Tal cual lo relata Fidel, logró a través del profundo dolor y sufrimiento vivido en carne propia y causado a sus seres amados, finalmente comprender la importancia de “Permitir a Dios romper esas cadenas de esclavitud al pecado” y encontrar en Jesús el único camino a la verdadera restauración de su vida y experimentar con plenitud la oportunidad de restaurar su relación con sus hijos y poder resarcir el daño causado a otras personas, proceso en el cual sigue trabajando hasta día de hoy.

​

Vivencias que hoy día le dan la experiencia para poder hablar con propiedad sobre las vicisitudes que experimenta una persona separada del Señor, las consecuencias en su vida y la evidencia de la restauración que puede hacer Jesús en la vida de un pecador cuando dobla rodillas y se presenta arrepentido delante de Dios.

​

Se describe a si mismo como una persona que ha experimentado la inmensa misericordia de Dios, pues, aunque vivió etapas desagradables y oscuras separado de Jesús, ha experimentado en carne propia la disciplina y restauración que solo el amor de Dios es capas de completar en el individuo.

Como él lo describe, “solo la inmensa misericordia de Dios es capaz de usar una vasija sucia y mal oliente y ser transformada para llevar el refrescante mensaje de la salvación mediante la fe en Jesucristo.”

​

En su vida en Estados Unidos fue miembro de la Primera Iglesia bautista de Groveton en la ciudad de Alexandria Virginia, y actualmente junto a su esposa es miembro de la Mision Bautista Hispana de Rivermont en Danville, Virginia.

​

Fidel vive su vida secular como cualquier otra persona, alterna sus obligaciones laborales y dispone buena parte de su tiempo al ministerio al cual Dios le ha llamado. Esta correlación con ambientes diferentes (el laboral y el eclesial ) le han permitido postrarse delante de Dios para anunciar con denuedo las buenas nuevas de Jesús a sus mismos compañeros , los que en otrora presenciaron la vida desordenada de un hombre separado de Dios pero que hoy ,es capaz de dar testimonio del poder trasformador del Santo Espíritu de Dios.